La teoría geocéntrica es una antigua teoría que pone a la
Tierra en el centro del universo, y los astros, incluido el Sol, girando
alrededor de la Tierra (geo: Tierra; centrismo: agrupado o de centro). El
geocentrismo estuvo vigente en las más remotas civilizaciones. Por ejemplo, en
Babilonia era ésta la visión del universo1 y en su versión completada por
Claudio Ptolomeo en el siglo II en su obra El Almagesto, en la que introdujo
los llamados epiciclos, ecuantes y deferentes, estuvo en vigor hasta el siglo
XVI cuando fue reemplazada por la teoría heliocéntrica.
No todos los griegos aceptaban el modelo geocéntrico. Algún
pitagórico creyó que la Tierra podía ser uno de los varios planetas que
circundaban en un fuego central. Hicetas y Ecphantus, dos pitagóricos del siglo
V aC., y Heraclides Ponticus en el siglo IV antes de nuestra era, creían que la
Tierra gira sobre su eje pero permaneciendo en el centro del universo. Tal
sistema todavía se califica como geocéntrico. Fue restablecido en la Edad Media
por Jean Buridan. Heraclides Ponticus también es citado en ocasiones por haber
propuesto que Venus y Mercurio circundaban el Sol más que la Tierra, pero la
evidencia de esta teoría no estaba clara. Martianus Capella puso
definitivamente a Mercurio y Venus en epiciclos alrededor del Sol.
Aristarco de Samos (siglo II a.c.) fue el más radical.
Escribió un libro, que no ha sobrevivido, sobre el heliocentrismo, diciendo que
el Sol era el centro del Universo, mientras que la Tierra y otros planetas
giraban alrededor suyo. Su teoría no fue popular, y solo tenía un seguidor
conocido, Seleuco de Seleucia.
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